Entrepreneurship

“La Discriminación es Fácil de Ocultar Para los Prestamistas”

Dee Ann Espinoza utilizó tarjetas de crédito, fondos personales y otros fondos alternativos para crecer su negocio de consultoría ambiental de 30 personas.

January 25, 2019

| by Beth Jensen

 

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Dee Ann Espinoza, fundadora y directora ejecutiva de Espinoza Consulting Services. | Minesh Bacrania

 

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En una encuesta a más de 5,000 empresarios, un estudio de Stanford GSB encontró que los dueños de negocios latinos enfrentan discriminación cuando se trata de obtener financiamiento. Stanford Business entrevistó a cuatro de estos dueños de negocios, y esta es una de sus historias.

A Dee Ann Espinoza nunca se le ocurrió que sería rechazada por un préstamo tan pequeño.

El año era 2011, y Espinoza, fundadora y directora ejecutiva de Espinoza Consulting Services, buscaba un préstamo a corto plazo para su compañía de 1 año del banco comunitario que su esposo, Julian, había utilizado durante 22 años, uno que predominantemente servía a la comunidad blanca del área.

“Se negaron a prestarnos, y me quedé desanimada,” ella recuerda. “Querían que pusiéramos nuestro auto y que nuestros padres firmaran con nosotros. Teníamos bienes y cero deudas, y todavía no nos podían escribir un préstamo por $1,100. No se puede probar, pero estamos bastante seguros de que la decisión de no prestarnos se basó en nuestra etnicidad. Ese tipo de discriminación es fácil de ocultar para los prestamistas, ya que la mayoría de los prestamistas se avergonzaría de admitir que un banco no les prestó una cantidad tan pequeña.”

 

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Se ha tomado la tenacidad, la creatividad, la familia y encontrar al socio de préstamos adecuado.
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Dee Espinoza

Espinoza, una participante del Programa de SLEI-Ed con una maestría en antropología de la Universidad Estatal de Arizona, lanzó su empresa de consultoría ambiental en 2010 desde su hogar en el Valle de San Luis, en el sur de Colorado. Ella tenía opciones de financiamiento limitadas. La crisis de los préstamos hipotecarios de 2006 le había afectado bastante, barriendo su negocio anterior de inversión en bienes raíces, su casa y su crédito. Rechazando la bancarrota, ella y Julian saldaron sus deudas.

“Al principio, un proyecto pagaría, y usaría los fondos para financiar el siguiente,” recuerda. “Así es como funcionó durante los primeros tres o cuatro años, financiando de cualquier manera: usando tarjetas de crédito, ahorrando ganancias, ‘contratando’ y pidiendo prestado a la familia y al negocio de Julian, aplazando los retiros y no poder acceder el crédito tradicional.”

Para el 2014, la situación estaba mejorando. Su compañía recibió una certificación de la Administración de Pequeños Negocios (SBA) que le permitió acceder contratos de fuente única del gobierno federal. También contrató a un socio comercial, que le permitió pedir prestado de su línea de crédito tradicional. Cuando necesito un edificio para su personal, Espinoza obtuvo una hipoteca de una agencia de planificación de desarrollo económico local con una devolución del vendedor, y usó la casa de su familia como garantía adicional.

Un año más tarde, compró el edificio de a lado después de obtener por primera vez una subvención de desarrollo económico de Colorado por $30,000 para rehabilitación y equipamiento. Se lo llevó al First Southwest Bank, un banco tradicional y una institución financiera de desarrollo comunitario certificada (CDFI), que consolidó las hipotecas y proporcionó un préstamo de capital de trabajo de la brecha que le permitió a Espinoza comprar la parte de su socio. También proporcionó una línea de crédito por $150,000, respaldada por la SBA.

Hoy en día, Espinoza Consulting Services tiene 30 empleados en seis estados con oficina central en La Jara, Colorado. Espinoza espera abrir otra oficina y está trabajando con su banco para duplicar la línea de crédito de la compañía. Gracias a las certificaciones de la SBA que ayudan a negocios de mujeres y negocios en comunidades económicamente desfavorecidas, la compañía de Espinoza ahora recibe casi el 90% de sus ingresos a través de contratos federales.

“El año pasado ganamos $1.6 millones y, dados los contratos actuales, este año fácilmente nos duplicaremos a alrededor de $3 millones,” dice Espinoza.

La financiación ya no es una preocupación.

“First Southwest Bank está listo para prestarnos en otros proyectos y realmente nos ve como socios en el desarrollo económico; nuestro banco realmente se emociona cuando les traemos un proyecto nuevo,” dice Espinoza. “Nos ha llevado ocho años desde unir fuentes de financiamiento alternativas a poder obtener un préstamo considerable o un préstamo comercial sin garantía en unos pocos días. Ha tomado tenacidad, creatividad, familia y encontrar el socio de préstamos adecuado.”

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